Paul Chemetov, arquitecto francés dijo «el cine culturalmente hablando aporta a la arquitectura una nueva mirada, porque la arquitectura también se nutre de miradas y se renueva por la mirada, el conocimiento y la apreciación visual de las cosas».
Cada película es un viaje, y cada viaje lo convertimos en película para seguir soñando fuera de la pantalla.
Todas las ciudades tienen cine. Todas las ciudades son de cine.
Cada ciudad ha sido o puede ser un escenario perfecto para el desarrollo de sueños y fantasías mediante imágenes en movimiento o foto-fija. Hay ciudades plato en sí mismas, otras en las que su arquitectura dispone de elementos donde se puede desarrollar de por sí la trama narrativa.
Algunos realizadores han sido capaces de dotar al lenguaje propiamente cinematográfico, el añadido del recurso de la arquitectura para potenciar la capacidad sugestiva del film. Algo parecido a las bandas sonoras de las películas. Si añadimos que hay ciudades de por sí que han servido para recrear decenas de filmes, nos hallamos ante la trilogía perfecta:
Un repaso por ciudades que nos darán a conocer su historia arquitectónica, mediante la fuerza de las imágenes que nos transmitirán belleza y emoción.
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